4. Las dinámicas del pandebono


Este es el último punto de este blog. Sobre cómo podría ahora pensar mis raíces, lo que para mí es ancestral y cómo eso aporta a mi identidad.


Con todos los temas rodeándome y las reflexiones que ya escribí, me pregunté por lo que podría ser ancestral en el sentido de lo que constituye mis raíces. Empecé a pensar en prácticas que yo supiera que me hacen diferente a las demás personas, y mi primera idea fue el baile. Pero el acto de bailar salsa.


Pensé en cómo podría compartir eso con las demás personas. En que bailar salsa principalmente construye un tipo de relación con las personas muy distinta a la que se da solo por interacción cotidiana. Pero creo que el baile raya en el estereotipo y que su valor ritual no me permite pasarlo a todos los espacios de mi vida.

Pensé en mi forma de hablar. Creo que es el elemento más importante de lo que me hace a mí quién soy y como tal lo podría pensar como ancestral porque son lenguas y dialectos que he ido adquiriendo en cada espacio que he ido habitando. Mi lengua no es solo una y tampoco busco su pureza. En realidad me gusta que por haber vivido en Santiago de Chile unos meses, se me haya pegado algo del habla, modos y acento. Me pasó lo mismo con el acento en Bogotá, fue una apropiación inevitable. Y está el acento valluno, que desde que lo recuerdo lo tengo.


Mi manera de hablar es para mí ancestral porque guarda símbolos y significados que han mutado y se han mantenido. Pero para compartirlo es imposible.

Y de esa manera pasé por muchas cosas antes de llegar a las dinámicas del pandebono. Para poder
compartir algo que fuera para mí ancestral necesariamente tenía que cumplir con las siguientes condiciones:
  • Que deba pasar por mi intervención desde el principio, desde la materia prima.
  • Que yo pudiera asociar todo tipo de recuerdos a eso.
  • Que tuviera la dinámica de un conocimiento que se adquiere por tradición oral, en donde no hay una sola versión de la historia.
  • Que pudiera generar atmósfera de minga, en la que lo importante es manifestar ideas a través de la comida y que se convirtiera en una excusa para generar un espacio de diálogo.
Con todo eso llegué a esta receta de pandebonos que usé hace dos años aproximadamente para hacer mis primeros pandebonos, en Bogotá. En internet se encuentra todo tipo de recetas y maneras de hacer el mismo producto. Ya de base, eso quiere decir que en cada intento tendría distintos resultados.

La receta es la siguiente:

Ingredientes

10-12 pandebonos
2 tazas (240 gr) de almidón o harina de yuca (también se conoce como yucarina, tapioca, mandioca, cassava)
2 cucharadas de harina de maíz pre-cocida (para arepas) o harina de trigo o para todo uso.
1 cucharadita de polvo para hornear
2 cucharadas de azúcar
1 cucharadita de sal
2 tazas (200 gr) de queso fresco rallado
½ taza (50 gr) de queso feta rallado
3 cucharadas de mantequilla (ablandada)
1 huevo grande
Leche según sea necesario

Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=AwxDE4GFdRc

No quise seguir la receta al pie de la letra porque en mi memoria está que el queso que se usa es el costeño. Cambié las cantidades en la harina de maíz (eché más) y en vez de los quesos que sugieren en la receta anterior usé el que recuerdo que debe tener.

¿Por qué pandebonos?

Pues bien, recordé el proceso con el que más me sentí a gusto y del que mas me apropié: el hilado. 

Quiero traerlo a la memoria a través de fotografías.






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